He escogido esta foto porque me parece que
refleja perfectamente mi actitud, ya no sólo como estudiante de lenguas, sino
como estudiante en general. No me gusta estudiar y me distraigo mucho. Me
cuesta concentrarme y ser disciplinado en cuanto a estudios se refiere. Es una
carga que siempre he llevado conmigo. Y el problema no es que no quiera
aprender nuevas cosas. Soy muy curioso y me gusta aprender nuevas cosas, pero
cuando tengo que realizar un esfuerzo muy grande y continuado tiendo a, tampoco
abandonar, pero rebajar mi dedicación, y, lógicamente, esto me conduce a
desmotivarme más aún. Porque creo que aquí está el "kit" de la
cuestión. La motivación. Cuando estoy motivado por alguna cosa, mejor dicho,
muy motivado, no me cuesta esforzarme si veo cerca la meta. Y eso me pasó
durante una época con el inglés, por ejemplo. Durante una época, cuando
aprendía aún las formas gramaticales, y toda la base, me resultaba muy fácil y
eso me motivaba. Pero cuando ya llegué a un cierto nivel, cuando tenía que
estudiar para continuar progresando, acabé abandonando. Y no es que no quiera
aprender más. Me encanta el inglés como lengua, como suena, poder relacionarme
con gente de todo el mundo, etc. Pero no me gusta estudiarlo. Y lo mismo me
pasa con el catalán y el castellano cuando se trata de ir más allá de hablar el
idioma. No me gusta estudiarlos. Me gusta hablar, la parte más práctica, i si
se trata de estudiar... Siempre habrá una mosca para distraerme.